Hacer por hacer y el caso de la cintura extraviada
Se enciende el proyector y de repente veo una montaña de imágenes de una mujer parecida a mí y yo me quedo congelada…
En realidad me quedé algo deprimida, porque esa que veía era yo, pero con varios kilos menos y buena apariencia (digamos que tenía mejor peinado además de “ropa simpática/linda” y no unos trapitos viejos). Se trataba de días con la familia, mirando fotos y videos viejitos…
Reconozco que me falta moverme más (mucho más, muchísimo más… ¡MAAÁS!) y comer más sano, etc., etc. y que el tiempo nos pasa a todos pero, evidentemente, esta vez se las agarró conmigo.
Esa noche miré el lío en que sigue mi casa y me fijé en mi lugar de trabajo: miré mi mesa, mis herramientas y todo ese espacio que me tiene ocupada desde hace meses. Miré a mi hija y a mi esposo y recordé aquellas fotos y los momentos que estaba viviendo en esos días. Fueron días con cosas lindas y otras más complicadas, días en los que yo me veía más “bonita” según los estándares, pero era una mujer insensible al futuro y sin entusiasmo.
No era una persona deprimida o hipócrita, sencillamente vivía resignada porque no encontraba claridad en lo que hacía y mi rumbo laboral era un nudo de intentos, temores y derrotas. Tenía las manos ocupadas, como ahora, pero no trabajaba, sólo “hacía”.
Hoy puedo decir que a mis kilos extra les sumé una buena dosis de objetivos y un formato laboral que me hace feliz. Desde afuera todo parece igual -o peor, si nos centramos en la desaparición de mi cintura- pero entre tantas cosas que intento aprender, definir y desarrollar tengo la alegría enorme de irme a dormir cada noche con las manos cansadas, la cabeza llena de situaciones para resolver y papeles para cortar, doblar o coser, pero también termino el día haciendo lo que me gusta y lo que elegí, termino cada día teniendo …paz.
Tal vez por fin llegue el lunes (tan necesario) donde empiece a hacer dieta y ejercicio, pero mientras tanto me alegra tener mejores logros que el de “un pantalón que me entra”. Tengo expectativas renovadas para un presente y un futuro bonito y, en especial, recuerdos invaluables de mi hija disfrutando una mamá feliz:
(Ella, durmiéndose en el sillón de la oficina) “…voy a dormir, vos seguí,mami. Seguí trabajando, que me encanta verte trabajar”.
***Las imágenes son de algunos productos personalizados que estuvieron en mi mesa de trabajo últimamente: cuadernos y tarjetas.
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Que hermoso sentir Vani y que lindo lo escribiste! Abrazo grandote y vamos a conquistar sueños, incluso el de reencontrarnos con nuestra cintura extraviada!
ResponderBorrar¡¡Qué linda, Ile, gracias!! Sueños grandes y chiquitos, siiiií (...nunca supe si yo tenía "demasiada" cintura o "muy poca" jaja) ¡Besotes!
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