Este
blog habla de papeles, de una empresa que quiere vender productos lindos y de
la vida de sus creadores que, para muchos puede parecer bastante aburrida y
común, pero que nosotros vivimos como una suma de desafíos y sorpresas (de las
lindas y de las otras también… obviamente!)
Tengo
a mi lado a un hombre que me acompaña (y cree absolutamente!) en varias de esas
cosas que en mi cabeza se ven súper geniales! …aunque el resultado a veces
termina pareciéndose más una presentación de CrónicaTV en vez de una dulce obra
de Nora Ephron.
Pero con total coraje y esperanza o tal vez una buena cantidad de amnesia de “fracasos artístico-creativos", vuelvo a probar, y otra vez y de nuevo y…
Estos
días le tocó el turno a nuestra querida tarjeta de presentación que ya fue
rediseñada unos cuantos pares de veces: papel artesanal, de alto gramaje, con
filigrana de nuestro logo, formato de etiqueta y varios detalles más.
Hice
el primer intento hace bastante y, como suele suceder, no resultó como lo
imaginaba, ni el proceso fue tan fácil como me había autoconvencido: No! Fue
peor de lo peor! Empapé desde la cocina, hasta la tabla de planchar (que en
realidad no es tanto porque mi casa es un dedal) y dejé un arsenal de macanas
de la más variada procedencia en un desparramo al mejor estilo de Jackson Pollock
(se que él me hubiera envidiado) La buena noticia fue que por lo menos mi mamá
no llegó de sorpresa a visitarme (#desordenadayencimamaricona)
Después
de un bueeeen tiempo arreglando medidas, retocando el encofrado y armando las
bases para colar el papel, empezamos otra vez. Sí, “volvimos”, en plural, porque
esta vez lo enganché a mi esposo y supuse que si no funcionaba, por lo menos seríamos
dos para limpiar.
Cortamos
papeles, volvimos loca a la batidora, empapamos bastante poco y el día se
completó con varios pliegos de diferentes gramajes, súper blancos, texturados y
con la búsqueda más importante resuelta: filigranas! También llamadas “marcas de agua”, esas
maravillas que sorprenden al ver un papel a través de una fuente de luz: la
belleza hecha papel.
Pulpa de papel, esponjas para quitar el exceso de agua y mucha plancha para aquietar a mi impaciencia. |
No
tienen un acabado perfecto, y hay mucho que decidir todavía (probamos
diferentes espesores de plantillas y hay que elegir sólo uno) También deben
tener las medidas correctas para las impresiones y los cortes. Además todavía
no sé cuál será el gramaje final del papel. Entre tantas tareas que vamos
sumando yo por ahora me refugio en mirar y sentir la textura de esos pliegos
tan preciosos y con sabor a satisfacción y a que vamos por buen camino.
Parte del resultado a través del sol de mi cocina. |
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